¿Cultura o entretenimiento?
Un buen martes 13 de abril tuve la gran suerte de asistir al foro de ministros de cultura y ver un proceso de líderes que, con un debate consciente diseñan caminos a seguir y un mapa de cómo recorrerlos. Un proceso complicado donde se elegían las palabras con una minucia de quién se sabe responsable de abrir o cerrar puertas con ellas. Yo, que he sido generalmente irrespetuosa de reglas o discursos, aprendí finalmente que cuando el debate es sano y sus metas claramente constructivas, el intercambio de ideas debe quedar plasmado en papel y no solamente en discusiones e ideales.
Grandes mentes lideraban este debate. En la mañana del segundo día de este foro, habló y canto Sidney Bartley, director de Cultura y Entretenimiento de Jamaica. Casi casualmente presentó ideas que parecían simples pero cuestionaban a fondo las políticas de identidad, de memoria y de integración. Con certeza de quien comprende que la cultura debe celebrar la diversidad no juzgarla, intercalaba palabras y cantos de Bob Marley, enfrentándonos a grandes cuestionamientos expuestos ya hace mucho tiempo por este gran representante del reggae:… Don’t let them food you/ Or even try to school you, Oh no! We’ve got a mind of our own…
Bartley cuestionó profundamente esas políticas como quien pide un café, casualmente, exigía a todos como deber el reclamar nuestra identidad, todas nuestras identidades estableciendo el respeto intrínseco que lleva el celebrar la diversidad. … Don’t let them change you/ Or even rearrange you… Nos recordaba aceptar que el arte es una oportunidad para expresarse que nos permite invertir en nosotros mismos y que demanda que confiemos en quienes somos. Y recordarnos, de manera brutal, que a pesar de que el artista es la esencia y fuente de la creación en una sociedad donde la sabiduría del “pienso, luego existo” se ha transformado en “tengo, entonces soy”, el poder final lo tiene no el artista sino quien distribuye el producto.
Por eso hoy dedico este pequeño espacio para agradecer al artista de procesos coherentes e íntegros, a quienes se mantienen en sus convicciones sin alterar su producto de acuerdo a lo que exige el mercado o el crítico. Extiendo mi mano a quien en su honestidad creativa cae, arriesga y merece respeto. Felicito a quien conoce su labor cultural o de entretenimiento, ambas válidas. Agradezco a los ministros y representantes del foro por mantener vivo y actual el debate enorme de definir la cultura (y el entretenimiento…que no es lo mismo ni da igual).
Y agradezco una vez más a Sydney por mantener el arte como parte intrínseca del discurso, pues como él me dijo: ¿cómo hablar del arte sin vivirlo? Y le agradezco además por recordarme a Bob Marley y su poesía: Emancipate yourselves from mental slavery; None but ourselves can free our mind.
Chía Patiño, Directora Artística Ejecutiva
Mayo, 2010